CHEHADE, EL TREN Y LOS BRASILEROS

Hasta ayer, Omar Chehade andaba bastante maltrecho con todo el escándalo del caso Brujas – Wong – Andahuasi. Tanto así que ayer concedió a Panorama lo que, según sus palabras, era la “última entrevista” sobre el tema. Y las implicancias del caso siguen resonando. Hoy Henry Pease en El Comercio le dedica una columna extensa a este caso, cuyo párrafo central aquí reproduzco:

El vicepresidente no tenía que meter sus narices en el tema, ni para un desalojo ni para discutir políticas de seguridad o inteligencia en un restaurante. Su cargo es delicado por la imagen que proyecta ante los funcionarios subordinados y ante los medios. No puede entrar en un asunto de seguridad ciudadana pasando sobre el ministro del Interior. Así hayan hablado de la inmortalidad del mosquito, ha hecho un enorme daño a su gobierno. ¿Quién le va a creer?

Anoche, un reportaje de Graciela Villasis para Cuarto Poder le complicó aun más la situación al vicepresidente. Diario 16 resume el contenido de lo presentado:

Ayer Cuarto Poder reveló otro caso similar, en el que habría tratado de favorecer a la empresa brasileña Andrade Gutiérrez.

Según el reportaje, el 9 de junio –cuatro días después del triunfo electoral- Chehade se reunió con el entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, Enrique Cornejo, en el despacho de este, para destacar lo favorable que sería que la compañía brasileña ganara la buena pro del segundo tramo del Tren Eléctrico, obra que representa una inversión de US$583 millones.

Esta versión fue corroborada –según el reportaje- por dos funcionarios que estuvieron en la cita, en la que además de Cornejo y Chehade participaron el entonces secretario general del sector, Jorge Menacho, y los ex viceministros Jorge Cubas y Hjalmar Marangunich.

Chehade, quien reconoció la reunión, dijo que buscó a Cornejo por encargo de Salomón Lerner Ghitis, con la intención de expresarle al ministro la preocupación del nuevo gobierno sobre los actos irregulares en ese sector.

Sobre la alusión al Presidente del Consejo de Ministros, cabe indicar que éste no desempeñaba cargo público alguno al momento de ocurrir la reunión. Sin embargo, debe aclarar si es que autorizó a Chehade para esta gestión. Lerner Ghitis se encuentra cumpliendo actividades oficiales en Washington en estos días.

Volvamos a la licitación. En efecto, en aquellos días se discutía la concesión para la construcción del Tramo 2 de la Línea 1 del Tren Eléctrico. Existieron 3 consorcios postores y ganó el liderado por la omnipresente empresa Odebrecht. Y luego de esta derrota, pasó lo que señala Oscar Miranda en un informe para la revista Ideele:

Finalmente, en el caso del Tren Eléctrico se acaba de destapar una olla de grillos en la que las competidoras de Odebrecht parecen haberse cansado de ser las eternas segundonas en el banquete de las concesiones. Ahora, Andrade Gutiérrez, Camargo Correa y Queiroz Galvado denuncian que se cometieron una serie de irregularidades en la adjudicación del segundo tramo de la obra y exigen al Ministerio de Transportes que la anule. Una señal de que no están dispuestas a que las cosas sigan igual con el nuevo gobierno.

Varias de estas presuntas irregularidades fueron dadas a conocer en varios medios de comunicación. Incluso el aprista Javier Valle Riestra pedía que se anule la concesión del tramo 2 a favor de Odebrecht. Y, en esas semanas, se recordaba las vinculaciones entre Alan García y Odebrecht, como lo hacía Miranda en el reportaje antes mencionado:

Solo en el Gobierno de García, Odebrecht ha ganado contratos que suman más de US$2.500 millones (el último de ellos es el de la hidroeléctrica de Chaglla, por US$1.200 millones, sobre el que nadie aún ha echado un vistazo). Las relaciones entre sus ejecutivos y el Presidente son buenas, muy buenas: García y Jorge Barata, el gerente general de Odebrecht-Perú, se han tomado más de un trago de cachaza juntos. Y eso no es todo.

Fuentes consultadas para este informe señalan que Barata es muy amigo de José Antonio Nava, el hijo mayor de Luis Nava Guibert, ex secretario de la Presidencia de Palacio de Gobierno, ministro de la Producción y, sobre todos los demás cargos, mano derecha del mandatario y hombre de su más extrema confianza. También es un hecho que, hasta hace unos años, Odebrecht tenía un consorcio con la constructora UPACA, de Luis Felipe Piccini, el gran amigo y socio de Nava hijo (el Consorcio Odebrecht-UPACA, que hasta el 2008 figuraba en el directorio de constructoras del Ministerio de Vivienda). En un reportaje de Daniel Yovera publicado en Perú.21, Henry Brachowicz, ex gerente general de Comunicore, aseguró incluso que Nava tenía una empresa con su amigo Piccini que le prestaba servicios a Odebrecht en la Interoceánica Sur. El hijo mayor del Ministro negó en ese momento tal afirmación. Sin embargo, los indicios de la relación entre la empresa y los Nava están allí.

En ese panorama, cabe preguntarse porque Chehade fue a reunirse con un ministro aprista sobre este tema, aunque ha negado que haya sido para favorecer a la referida empresa brasilera, competidora de Odebrecht. Y, al igual que en el caso Wong, cabe preguntarse también porque Andrade Gutiérrez habría recurrido a un miembro del partido de gobierno y abogado personal del Presidente de la República para estos fines. Sobre todo, considerando que el referente internacional de Humala es ahora Brasil, asesores de campaña incluidos. De hecho, en plena campaña electoral, la periodista Jacqueline Fowks señalaba en este informe del diario El País:

“Hay muchas empresas brasileñas de construcción que ya han hecho grandes negocios con el Gobierno de Alan García a las que les interesa mantener esos privilegios. Brasil y Perú firmaron un acuerdo de cooperación energética del que los peruanos nos enteramos por los medios brasileños. El pacto prevé la construcción de varias centrales hidroeléctricas para proveer de energía a Brasil, entre ellas la de Inambari, la más próxima a la frontera”, añade la periodista. Brasilia además ha invertido mucho en el trazado de dos carreteras interoceánicas (una terminada y la otra en construcción) para tener acceso a los puertos del Pacífico peruano y de ahí saltar al mercado asiático.

De hecho, aún prosigue la discusión sobre el tema de las hidroeléctricas, por todas las implicancias ambientales que pueden tener. Y si bien es bienvenida la inversión extranjera en el Perú, una gran interrogante se ciñe sobre aquellas empresas que prefieren el contacto con politicos antes que competir en igualdad de condiciones en el mercado. Entre tanto, uno se pregunta porque Omar Chehade dilata el desenlace de su carrera política durante más días, con el consiguiente daño que ello ocasiona al gobierno.

5 respuestas a “CHEHADE, EL TREN Y LOS BRASILEROS

  1. Señor Godoy:

    1. Finalmente algo vamos entendiendo sobre la política en general: que es un asunto de negocios, no de principios. Tanto aquí como en Suiza o Estados Unidos los políticos gobiernan en función a las empresas y consorcios sobre cómo éstos intervienen para beneficiarse de los recursos naturales del planeta. Lo hecho por el señor Chehade solo abre ligeramente la cortina para ver qué hay detrás de todo esto. Usted, con este artículo, lo confirma y notamos claramente cómo las cosas se hacen por y para satisfacer los intereses de los privados. El resto es silencio.

    2. ¿De qué se le podría acusar entonces a un gobierno como el de Humala si está haciendo lo que hacen todos desde aquí a la China? De que justamente dijo lo contrario: que no iba a gobernar como se hace en el mundo sino como debe ser: pensando en las mayorías. Como dice el refrán, uno es víctima de sus palabras y sus promesas, y si se gana una elección prometiendo algo y no lo cumple hágase lo que se haga siempre será mal visto. Esto mismo le pasó a Alan García y su “cambio responsable”. El no hacerlo le costó finalmente todo, a pesar que los negociantes extranjeros y la CONFIEP lo aplaudieron a rabiar.

    3. Si este gobierno pierde el rumbo y no hace lo que debe (aunque ello signifique convertirse en uno más del grupo Chávez-Morales-Correa) simplemente tendrá que cargar con un pasivo que lo llevará irremisiblemente hacia el populismo o el derechismo extremo para poder contener el desborde popular. No hay nada más peligroso que estimular un cambio y luego desilusionar al pueblo. Es una olla de presión que en cualquier momento puede estallar.

    4. Y como colofón diría que ese discurso que la empresa privada es el motor del desarrollo habría que decírselo a los “ocupas” de Wall Street y de todo el planeta (que son millones) a ver si todavía lo creen. Hay una crisis, sí, pero es de sistema, no de coyuntura. La gente de todo el mundo quiere, aspira, sueña hoy con una forma de vida diferente a la del capitalismo sin que eso implique volver al modo aristocrático o comunista. ¿Cuál es? ¿Será acaso el andino, el del respeto a la tierra como elemento sagrado? Quién sabe.

    Muchas gracias.

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  2. el problema de Chehade es moral, eso no parece grave, deberia serlo, en razón a eso como dice al final del artículo se alarga un desenlace cantado, no se si lo botarán del partido, pero ya quemó su actividad política, asi que a empezar de nuevo o vivir de su trabajo, creo que nunca le faltará

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  3. En suma, una colección de chicharrones, donde se lee una línea de continuidad ininterrumpida entre este régimen y los anteriores y donde a los peces grandes no les va a pasar nada, porque todo lo que han hecho o dejado de hacer, es “jurídicamente perfecto” y donde prácticamente estamos condicionados por los planes de largo plazo de nuestros vecinos amazónicos y sus empresas. Como ya hemos comentado, Chehade es solo un pichiruche, igual que tantos y tantos otros que se han prestado a la satisfacción de intereses particulares, aprovechando el poder público, ejerciéndolo en forma subalterna a los intereses del país, a lo largo de años. Mientras no exista la voluntad política de distinguir entre lo público y lo privado y mientras no se cumplan las leyes, habrá miles de chehades y miles de navas, haciendo lo que les da la gana desde el poder de turno. Y lo peor de todo es que acá no pasa nada. Solo pasan los gobiernos, pero los problemas de fondo siguen iguales. No sabemos que espera Humala para hacer su deslinde. ¿Estarán esperando a que aparezca la siguiente cortina de humo y que nos olvidemos de este incidente? La política del avestruz tiene límite.

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  4. Caramba, si todo a fin de cuentas es cuestión de negocios más que de ejercicio político, no me imagino qué grandes negocios se perdieron los Joy Way, Yoshiyama, Sandoval, Chlimper y demás del cogollo fujimorista. Por eso les dolió en el alma la derrota. Y con razón los grandes empresarios se enronchan cuando les hablan de cambios en convenios de estabilidad tributaria o constitucionales, porque ahí está el marco legal que los apaña.

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