Son dos temas que deberían estar en la agenda pública desde hace mucho tiempo. Pero generalmente vienen a la memoria periodística cada vez que ocurre un incidente, una tragedia o un desastre natural. Y ello tiene alguna explicación.
En relación con la salud mental, existen muchos prejuicios. Al hablar de ella, se cree que es un tema vinculado estrictamente a patologías y adicciones. Y, peor aún, tanto la persona afectada en su salud mental como el adicto son estigmatizados por la sociedad. En ello incidió la columna de Juan Carlos Tafur del último sábado:
En ese contexto, resulta condenable que ninguno de los gobiernos últimos haya tomado la decisión de construir hospitales especializados. Desde que se construyera el mencionado Delgado-Noguchi (hecho, además, gracias a la cooperación japonesa), no ha habido ninguno otro.
Las denominadas “comunidades terapeúticas” son una opción legítima, sin duda, pero si no cuentan con una estricta supervisión estatal terminan siendo simples lugares de encierro que extirpan el problema de los hogares, pero ni curan ni alivian, ni mejoran la salud de los pacientes.
De hecho, si no fuera por los lamentables sucesos ocurridos este fin de semana en San Juan de Lurigancho, todos los problemas vinculados a los centros de rehabilitación informales, así como al tratamiento de la salud mental en nuestro país seguirían donde generalmente están: en reportajes de relleno de programas televisivos de fines de semana, donde, además, en algunos casos, se presenta a las personas que sufren este tipo de patologías para hacer escarnio o burla de su condición.
Similar irresponsabilidad ocurre en torno a la defensa civil, mentada únicamente cuando ocurre un desastre natural, como el sismo de anoche ocurrido en Ica. Tan es así que, en plena campaña electoral, Patricia del Río alertó sobre cómo la mayoría de candidatos (y ciudadanos) eran indolentes ante el tema:
Por casa, en cambio, seguimos actuando con soberbia. Con insolencia. Con la estúpida convicción de que el terremoto va a ocurrir siempre al otro lado del mundo. Como si no existiera Chile, como si no hubiéramos vivido lo de Pisco. De acuerdo con el Atlas de Amenazas Naturales, editado por la Comunidad Andina, en el Perú hay 18,7 millones de habitantes (69% del total de la población) que viven expuestos a amenaza sísmica alta. Esto quiere decir, que ocupan regiones donde hay grandes posibilidades de que ocurra un fuerte terremoto. Y no solo están expuestas las personas: el 67% de nuestras carreteras sufre la misma amenaza, así como la totalidad de nuestros puertos marítimos, y el 72% de las líneas de transmisión eléctrica.
Todos sabemos que si nos agarra un terremoto de 8.9 grados, no habrá simulacro ni defensa civil que nos ampare. Nuestras construcciones siguen siendo precarias, y ni siquiera nuestros bomberos cuentan con un presupuesto digno que les permita movilizarse rápidamente en caso de emergencias. No hay nada que nos salve de una catástrofe y lo más grave del asunto, es que una vez más nuestros políticos no tienen propuestas serias al respecto.
¿No me creen? Pues lean los planes de gobierno de los candidatos a la presidencia. Salvo Pedro Pablo Kuczynski, que menciona la reestructuración de Defensa Civil como uno de los pilares de su gobierno, sin dar más detalles de cómo se hará este proceso, los otros candidatos ni siquiera le dedican a la prevención de desastres naturales un capítulo especial en sus propuestas. Tienen sugerencias aisladas como fortalecer edificaciones o implementar un sistema único de prevención, pero estas iniciativas están puestas así nomás, de pasada, sin que generen ningún entusiasmo por ser desarrolladas o implementadas seriamente.
De hecho, le dí una revisión al plan original de Ollanta Humala y no tenía una política articulada sobre el tema, sino varias medidas aisladas referidas, sobre todo, al sector urbano y a las viviendas.Aunque las disputas de puestos en Defensa Civil al inicio de este gobierno indican que, lamentablemente, seguiremos con la política y la cultura de poca planificación en torno a esta materia que, literalmente, puede salvarnos la vida.
(Foto salud mental: Diario 16. Foto defensa civil: El Comercio)
José Alejandro Godoy 
La tragedia acaecida en el albergue temporal para adultos “Cristo es Amor” de San Juan de Lurigancho nos muestra, en su desgarradora plenitud, otro lacerante drama nacional: el de los farmacodependientes pobres en el Perú (en dicho término incluyo a toda clase de adictos a sustancias que afectan directamente al cerebro como el alcohol) Según cifras del MINSA y estimados de otras entidades de Salud en nuestro país tenemos la cifra aproximada de UN MILLÓN Y MEDIO DE ALCOHÓLICOS. Si a esta escalofriante cantidad agregamos los adictos al tabaco que suman varias centenas de miles, los consumidores de drogas fuertes y los de marihuana -que para políticos poco serios como PPK le parece una “droga blanda” que podría ser legalizada. Y hablando de este ex candidato norteamericano a la presidencia del Perú cabe recordar que en plena campaña anunciaba que disminuiría el precio de la cerveza de llegar a la presidencia. Sabían sus electores que dicho personaje fue miembro del Directorio de la mayor empresa cervecera del Perú: BACKUS?- junto al número creciente de ludópatas, estaremos hablando de más de dos millones de peruanos con serios problemas de salud que son AUTODESTRUCTIVOS si no se tratan a tiempo. Lo que es peor cada enfermo representa una seria amenaza para sus familiares y la sociedad en su conjunto.
La mayoría de homicidios, violaciones, robos, feminicidios, pandillaje, y accidentes de tránsito lo ocasionan gente bajo los efectos de alcohol y otras drogas. Si tienen dudas les sugiero ir a la comisaría más cercana e indagar. Para el Estado y la sociedad la urgente atención que requieren tanto alcohólicos como el resto de adictos representa UN ENORME COSTO ECONÓMICO Y SOCIAL, más aún si no se cuenta con infraestructura adecuada ni una política de prevención ad hoc para tan serias adicciones de las que SIEMPRE TENDRÁN QUE CUIDARSE QUIENES PADECEN LA ADICCIÓN PUES LA REHABILITACIÓN NO ES TOTAL. Es más, el porcentaje de los que logran sobrevivir a los costosos tratamientos y consiguen reinsertarse a una vida normal es menos del 50%. Por ello es tan común ver alcohólicos agonizando en las calles y plazas o drogándose en total abandono a vista y paciencia de las autoridades locales.
Muchas veces los alcohólicos son arrojados de sus propias casas por sus familiares pues por las agresiones físicas y psicológicas que cometen en sus hogares llegando en varios casos hasta crímenes execrables como el de la meretriz alcohólica que violó y dejó morir a su propia hija. Así la demanda por centros de albergue o internado temporal (recalco que la recuperación “total” de alcohólicos y drogadictos es prácticamente un mito) como el recinto que se convirtió en una prisión mortal para una treintena de pacientes en San Juan de Lurigancho , es creciente al representar un alivio temporal para las familias de los adictos violentos y que roban para seguir drogándose al presentar el sindrome de abstinencia, más aún si el costo de internado es bajo.
Ya es hora de atacar la raíz del problema desincentivando el consumo de drogas lejales y atacando el consumo de las ilegales con programas educativos y de prevención intensos y continuos en hogares, escuelas, parroquias, centros de trabajo, etc. También nuestras FF.AA. y policiales deben ser instruidos para evitar que cualquier uniformado padezca de alguna adicción que perjudique su labor y afecte a su entorno familiar.. La solución está en DISMINUIR EL NÚMERO DE ALCOHÓLICOS Y DROGADICTOS CON POLITICAS DE SALUD CLARAS, EFICACES Y SOSTENIDAS NADA DE CAMPAÑAS TEMEROSAS DE MEDIO PELO QUE SON ENGAÑAMUCHACHOS Y NO TIENE UN IMPACTO SOBRE EL CONSUMO. El combate al contrabando de productos alcohólicos y la implementación de centros de asistencia idóneos para farmacodependientes en todo el país (OJO QUE EN EL ORIENTE Y ZONAS DE NUESTRA SERRANÍA COMO CELENDÍN TIENEN UN ALTO PORCENTAJE DE ALCOHÓLICOS Y YA QUISIERA VER AL PRESIDENTE REGIONAL GREGORIO SANTOS PREOCUPARSE SERIAMENTE POR LA SALUD MENTAL DE LOS CAJAMARQUINOS EN LUGAR DE HACER POLITIQUERÍA VIOLENTISTA) deben ir de la mano con la protección a las familias de los adictos que tienen que convivir con su enfermedad y muchas veces se ven desesperados por no saber qué hacer frente a las amenazas y actos delictivos propios de los alcohólicos.
Mientras los medios de comunicación sigan recibiendo millonadas de dólares (SÓLO LOS MEDIOS DE TELEVISIÓN RECIBEN 15 MILLONES DE SOLES AL MES EN PUBLICIDAD DE CERVEZA A CADA MOMENTO SIN RESPETAR EL HORARIO DE PROTECCIÓN AL MENOR ) DIFÍCILMENTE VEREMOS MENSAJES PREVENTIVOS PARA QUE LOS JÓVENES NO CONSUMAN DROGAS A TRAVÉS DE LOS MEDIOS. El sponsoring de las cerveceras es multimillonario en el Perú. Y existe un sistema dirigido a que sean los más jóvenes los que se inicien en el consumo de cerveza , allí están esos conocidos clubes futboleros llenos de deudas y sacando sus propias marcas de cerveza para que sus jóvenes hinchas se alcoholicen y luego salgan a matarse entre ellos y a agredir, asaltar y asesinar en pandillas embrutecidos con el alcohol. AQUÍ DEBE VENDERSE CERVEZA SÓLO A LOS MAYORES DE 21 AÑOS QUE MUESTREN DNI EN CADA BODEGA Y CLAUSURARSE LOS LOCALES QUE EXPENDAN A LOS MENORES. Si la alcaldesa Villarán está siendo atacada vilmente no es extraño que sea porque al aplicar la Ley seca a partir de las 3am en la capital (En Lima, donde tenemos un altísimo consumo de alcohol por población adolescente) está recibiendo el ataque del poderoso lobby cervecero y los medios que son bien aceitados por la industria alcohólica. Nunca más presidentes con obesidad mórbida pidiendo que aumente el consumo de alcohol y bailando con una botella de cerveza sobre la cabeza!. A ese extremo hemos llegado y ahora vemos los resultados de tanta indiferencia.
Nicolás Vidal
Presidente de la Liga Peruana Antitabáquica
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Señor Godoy:
1. En realidad lo que nos muestra esto es más bien el verdadero rostro del “modelo” actual que solo sirve para “hacer caja” y tener a los eishas contentos con las reservas, pero al mismo tiempo en abandono total al pueblo, quien no comparte ni los éxitos ni las ganancias de esta era “gastón/kina/sofia/zuninoesca”.
2. Y esto es solo Lima; ¡cómo será en provincias! Esto ocurre cuando en un país se instaura un modelo que únicamente apunta a llenar los bolsillos de los ricos (las empresas tipo Pepito Graña) y se abandona por completo la obra de ordenar, fiscalizar, mejorar y desarrollar al pueblo. Se llenan los bolsillos sí, se hacen grandes proyectos con transnacionales sí, se usan los dineros del Estado para decir que tal empresa ha venido a “invertir” (como el caso del Metropolitano donde la actual administración no ha puesto ni un centavo pues todo es plata de la municipalidad, o sea, de nosotros) sí, pero más no.
3. La tragedia de Humala es la traición, el fracaso de la esperanza que se podía cambiar algo en el Perú a través del sistema democrático. Eso no ha funcionado. Desde Fujimori, pasando por “Pachacútec” Toledo y “Cambio responsable” García, el sistema ha seguido siendo el mismo: todo para arriba, nada para abajo. ¡Y aún se indignan con lo de Conga, porque no los dejan llevársela toda a costa de la vida natural de un planeta que no es nuestro!
4. Lo que se viene en el futuro no será ya “la amenaza del antisistema”. Ya nadie creerá en ningún “outsider” pues todos terminan sirviendo a la CONFIEP. Las Tía María y las Conga terminarán siendo la única vía factible de expresión real de la sociedad peruana pues la democracia es solo una mascarada, una puesta en escena.
Muchas gracias.
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hola que interesante
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