EL CAJON DE SASTRE FONAVISTA

Como recordarán, hace dos meses, además de elegir alcaldes y presidentes regionales, votamos por un referéndum para aprobar un proyecto de Ley vinculado a la devolución de los aportes al FONAVI. La consulta popular dio como ganador al Sí, por cerca del 66% y, con ello, el gobierno tendrá 8 años para devolver a los fonavistas sus aportes.

Pero, paralelamente, quedó inscrito el Partido Fonavistas del Perú. Para analistas como Alberto Vergara, la aparición de este movimiento podía representar un hito en la política peruana:

Pero la presencia de los fonavistas como partido político agrega un eslabón a esta trayectoria nacional. Son, seguramente, el primer single-issue party del país. Este tipo de partidos con reivindicación única es un fenómeno difundido en el mundo. El partido de los pensionistas y retirados polacos ha tenido su cuarto de hora, el partido de los animales ha conseguido unos cuantos representantes en el Parlamento danés, y tampoco les va mal a los partidos que revindican el uso de una lengua (por ejemplo, los partidos rusófonos en los países bálticos). Se caracterizan por ser intransigentes, no tienen interés en ganar elecciones, sino en avanzar sus peones, y aspiran a ser necesarios y jamás suficientes. Frente al debilitamiento de grandes ideologías que ordenen toda la comunidad, estos partidos responden a sociedades donde aparecen intereses puntuales. Son el reflejo partidario de la jubilación del absoluto. En estricto, se parecen más a un sindicato que a un partido.

Pregunta válida: ¿si ya consiguieron el primer objetivo, que era el referéndum, por qué postularon en las elecciones municipales? Vía El Comercio, la respuesta:

“Los fonavistas se vieron obligados a formalizarse como organización. Primero para tener derecho a personeros que cuiden el voto por el Sí y luego para promover la figura de la democracia directa”, señaló la agrupación en una nota de prensa.

En realidad, los objetivos parecen ser más difusos. De hecho, Fonavistas del Perú ganó la alcaldía provincial de Pataz (La Libertad) y obtuvieron regidores en algunos distitos, incluido el tradicional distrito limeño de La Victoria. Con ello y con el referéndum ya ganado, el partido de único punto estaba listo a convertirse en viente de alquiler o franquicia.

Y de hecho, ese camino han seguido. Primero, lanzaron preliminarmente como candidato presidencial al líder amazónico Alberto Pizango, de controvertido papel durante el Baguazo. ¿Qué tenían que ver las revindicaciones amazónicas con un partido de punto único? Más allá de la implementación de mecanismos de democracia directa, no mucho. Pizango dijo que, al final, solo le ofrecieron una vicepresidencia y que declinaba sus aspiraciones para esta elección.

Luego, intentaron aliarse con Fuerza Social, pero la únión sólo duró 24 horas debido a que uno de los líderes fonavistas, Raúl Canelo, había patrocinado a uno de los implicados en el escándalo Comunicore.

Hace un par de días, los Fonavistas presentaron a José Ñique de la Puente, actual decano del Colegio de Abogados de Lima, como su candidato presidencial. Hace bastante tiempo se conocía de las aspiraciones presidenciales del abogado, pero no tenía aún vitrina. En sus primeras declaraciones, ha prometido un gobierno parecido al de Lula y lucha contra la corrupción. Digamos, un cúmulo de generalidades que lo confirman como candidato chico en esta elección.

Finalmente, confirmando que este es un cajón de sastre, en un dato que podría ser anecdótico de no ser por lo patético, hoy se especuló con la presencia de Richard Galvez, el joven supuestamente abofeteado por Alan García hace unos meses, por esta agrupación. Los dirigentes de esta agrupación ni negaron ni afirmaron dicha versión.

Y de esta manera, nuestro primer “issue-party” pasó a ser un vientre de alquiler más. Quien sabe cuantas sorpresas más tendremos en esta aventura electoral.

(Imagen extraída de aquí)